La madre superiora miró hacia el cielo como buscando una señal divina, y en sus ojos desvelados de oraciones reverberó cristalina una lágrima.
- ¿Y dice usted que el viejo profesor se niega a ir a misa, hermana?
- Así es, reverenda. Y maldice y ofende a María Santísima.
- No importa, hermana, llévelo entonces a dar un paseo por el huerto.
- Sí, reverenda.
- Hermana...
- ¿Sí, reverenda?
- Que parezca un accidente.
Disponible en: <https://lecturatak2.blogspot.com/2017/10/microrrelatos-terror.html> Acceso en: 01 may. 2021.
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